miércoles, 30 de septiembre de 2009

Tenis para todos

Cuando Diego Ariel García llegó al Hoyo en 2002,después de un largo viaje desde Rosario, en el pueblo no había tenis,no había tenistas.
Ahora, unos siete años después tiene más de 50 alumnos que van desde los cuatro a los 50 años, desperdigados en distintos horarios en el gimnasio municipal.
Diego cumplió 39 años el 25 de septiembre, y planea festejar su cumpleaños
40 en la cancha que el Municipio hará con los vecinos en el polideportivo
proyectado en el predio de la fiesta de la Fruta Fina. Su plan es sencillo y
por eso infalible: tenis para todos.
Que cien personas pongan cien pesos cada uno y que las que no puedan aporten otras
cosas y así armar entre todos la cancha para que la usemos todos. “El tenis –dice Diego– no es necesariamente un deporte elitista, es un deporte que lo puede
practicar cualquiera: tenemos que hacer algo solidario entre todos y
los chicos tienen que ponerse ropa deportiva, zapatillas y ganas de correr
la pelotita. Y lo que vamos a hacer con la cancha va a servir de inspiración
para otras disciplinas deportivas.
Hay que generar más espacios, más lugares: cuando el tiempo está lindo
hay que practicar deportes al aire libre”. “El objetivo de la escuela de
tenis es la competición, pero también es el tenis recreativo, tenis para tercera edad, tenis para capacidades diferentes. Acá en El Hoyo el deporte va a estar
afianzado cuando el chico que aprenda tenga un hijo que aprenda y este tenga un hijo,
ahí, recién en la tercera generación, vamos a estar consolidados como escuela”.

viernes, 25 de septiembre de 2009

flores choreadas

II – Señas de identidad

Para el taxista que mira en diagonal el conjunto
desde su parada en Avenida Colón
son bolivianos, pero están
disfrazados de otra cosa; para el cafetero que atraviesa la peatonal
con su carrito de metal lleno de termos
son paraguayos que se hacen los bolivianos, y además
hacen playback; para el cajero del bar Oro Preto
son todos de Fuerte Apache, si bien concede
que la versión de Chiquitita
es lo mejor de un repertorio
marcadamente multicultural, y a él, en particular, le gusta;
para el guardia de seguridad privada de MOVISTAR
son un objeto a desalojar, tarde o temprano, cuando le den la orden;
para las administrativas de la Universidad Nacional del Sur
que se hacen un minuto y toman un café, las plumas del vestuario son
de papagayos amazónicos, y sus colores: ¡hermosos!;
para el productor agropecuario que en su camioneta exhibe
ESTAMOS CON EL CAMPO, como quien dice “estoy conmigo”,
en un ejercicio de solidaridad identitaria
difícil de superar, son bolivianos que se cansaron
de juntar cebolla en Mayor Buratovich y ahora se dedican
al arte musical; para el Presidente de la Nación Nicolás Avellaneda
el problema es el desierto; para el joven abogado Estanislao Zeballos
se trata de quitarles el caballo y la lanza
y obligarlos a cultivar la tierra con el Rémington al pecho, diariamente;
para el Ministro de Guerra Julio Argentino Roca 1 Rémington se carga
15 indios a la carrera, el resto es hacer cuentas,
y embolsar; para el periodista que se arrima
con espíritu etnográfico y pregunta:
¿de dónde son? la respuesta es: vamos
a Monte Hermoso, después a San Antonio,
hacemos la costa, y tenemos
una oferta imperdible: The best of siku, volumen cinco, que contiene
La casa del sol naciente, Imagine, Hotel California, Cuando los ángeles lloran,
y la versión de Chiquitita que acabamos de escuchar,
a sólo quince pesos,
por ser usted.

viernes, 4 de septiembre de 2009

nuestro hugo

nuestro hugo vende diarios desde adentro de su escaparate

El futuro tiene muchos nombres.
Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos,
lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad


y dejó de vender clarin porque no le van los monopólios

La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano

y dejó de vender crítica porque es un diario de mierda

¿Qué es un envidioso? Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta

ahora solo vende revistas usadas que le llevan los amigos para que se haga algún peso

Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien